El Economista

El paquete de Biden

El plan demócrata, claramente progresivo, es particularmente interesante en el sentido de que la políticas en contra de cambio climático pueden estar también dirigidas a mejorar la economía de las familias...

Vidal Llerenas

Después de meses de negociaciones con una senadora y un senador rebelde, los demócratas en Estados Unidos lograron pasar en ambas cámaras un paquete de impuestos y gasto. Le llamaron algo así como “ley para reducir la inflación”, aunque no tiene mucho qué ver con eso, pero sí trataron de sembrar la idea de que los nuevos impuestos e inversiones, al menos no van a generar incrementos en los precios.

Un punto que sí puede ayudar, por lo menos a mejorar el poder adquisitivo de sectores marginados, es el de establecer para los mayores de 65 años, cubiertos por los seguros públicos, un límite al gasto que pagan por las medicinas relacionadas con enfermedades crónicas. Eso fue derivado, por primera vez, de una negociación con las compañías farmacéuticas para que redujeran sus precios y asumieran parte de los costos de la medida.

Otra parte del paquete fue el de revertir las reducciones establecidas por Trump a los impuestos a las corporaciones, por medio de un impuesto mínimo de 15% a las utilidades de empresas con ingresos mayores a los 100,000 millones de dólares, además de gravar las ganancias de las empresas por la recompra de sus propias acciones. Todo lo anterior permitiría recaudar alrededor de 80 mmdd adicionales. Esto busca mandar el mensaje de que el incremento del gasto no necesariamente va a incrementar el déficit público, sino que va a ser financiado por nuevos gravámenes a las grandes empresas que evitan la elusión fiscal y corresponde a la discusión que existe en la sociedad norteamericana en el sentido de que las corporaciones todavía pagan menos impuestos de los que deberían.

La otra parte del paquete son créditos fiscales a individuos y empresas para financiar inversiones, como instalar paneles solares o comprar autos eléctricos.

Las ganancias para la sociedad norteamericana en términos ambientales, de reducción de la pobreza y mejora de las fianzas públicas son evidentes. También la capacidad de los demócratas para convertir en legislación lo que fueron sus promesas de campaña, lo que les va a ayudar a que el resultado de las próximas elecciones locales sea menos adverso de lo esperado. Pero, además, como señala Emily Cochrane, corresponsal de The New York Times en el congreso de ese país, el paquete de medidas marca una agenda que, independientemente del resultado electoral, define la identidad demócrata como un partido que le da al gobierno la responsabilidad de reducir la desigualdad social, gravar a las grandes ganancias y apoyar a empresas e individuos a tomar acciones que reduzcan su huella de carbono.

El mensaje es que, si la sociedad quiere más de este tipo de políticas debe de elegir a un mayor número de legisladores demócratas, y que si el plan fue limitado, esto se debió a que, ante la muy ligera mayoría de ese partido en la cámara alta, dos senadores centristas lograron contenerlo.

El plan demócrata, claramente progresivo, es particularmente interesante en el sentido de que la políticas en contra del cambio climático pueden estar también dirigidas a mejorar la economía de las familias, por medio de la ayuda para la compra de autos que van a consumir menos o no van a requerir de gasolina, lo que implica un ahorro, o del financiamiento a la instalación de paneles solares, que se van a reflejar en menores cuentas de luz.

El financiamiento provendría, fundamentalmente, de evitar elusión fiscal por parte de las grandes corporaciones. Se trata de un alineamiento correcto de objetivos climáticos, pero también igualadores de la sociedad.

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2022-08-19T07:00:00.0000000Z

2022-08-19T07:00:00.0000000Z

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