La quiebra de Crédito Real está en el aire. Este miércoles, la juez 52, Verónica Guzmán Gutiérrez, recibió una apelación a la disolución anticipada de la empresa que dirigió Ángel Romanos Berrondo, uno de los principales accionistas del intermediario no bancario.

El pasado 14 de julio la empresa informó al mercado de valores que Romanos había solicitado la quiebra de la empresa. Jesús Nava Moreno, accionista de Crédito Real, logró este jueves que se revocara esa acción.

El accionista demandó ante la autoridad judicial que se suspendiera la disolución anticipada de la empresa. Eso significa que la Sofom no podrá seguir liquidando a los acreedores (bancos y tomadores de bonos), los adeudos que se tienen.

De acuerdo con información extraoficial, la acción jurídica tomada por Ángel Romanos, que fuera presidente del consejo de Crédito Real, no tenía validez, pues los caminos correctos eran el llamado Chapter 11 en Estados Unidos o el Concurso Mercantil, a través del Instituto Federal de Especialistas en Concursos Mercantiles (Ifecom), en México.

Será la Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, la que revisará el caso y determinará si la empresa entra en concurso mercantil y comienza el proceso jurídico para disolverse de acuerdo a derecho.

Crédito Real, que no pudo pagar el capital e intereses de un bono por 170 millones de francos suizos a principio de año, tiene una deuda por más de 2,500 millones de dólares con bancos como Nacional Financiera, BBVA, Santander y un gran número de inversionistas extranjeros.

Banorte, uno de los acreedores, pudo cobrar parte de sus créditos por contar con garantías de pago. Ahora los bancos deberán esperar a que se desarrolle el litigio y no podrán cobrar la deuda hasta que se determine el monto de los activos de la empresa y el pago equitativo a los acreedores.

Las acciones de la empresa, que debutó en la Bolsa Mexicana de Valores en el 2012, han perdido 63% en el mercado y 93% desde su precio máximo alcanzado en el 2015. Actualmente están suspendidas.

El impago de Crédito Real afectó el acceso al mercado de bonos de otros competidores por la desconfianza generada, según las calificadoras.