El Economista

Tebas Land, un laberinto edípico dentro de una jaula de alambre

Ricardo Quiroga ricardo.quiroga@eleconomista.mx

En la obra que se presenta por temporada corta en el Foro Shakespeare el dramaturgo cuenta y actúa el encuentro con un interno parricida en medio de “un juego de cajas chinas” que cuestionará todas las certezas del espectador. ¿Juntos podrán exculpar al mítico Edipo del asesinato de su padre?

Ingresas a la caja negra del Foro Shakespeare por el pasillo central de su característico patio de butacas encaramado. Impacto visual desde el inicio. Una malla metálica, a manera de jaula, ocupa todo el escenario y por encima está rematada con alambres de púas y ocho cámaras que registran todo lo sucedido en el interior. En los dos extremos del escenario observas pantallas que reproducen en tiempo real lo que esos ojos electrónicos van a registrar en las próximas dos horas. Vigilan cada movimiento de la persona que ya espera en su interior.

Dentro de esa jaula de humanos se adaptó una pequeña cancha de basquetbol con un suelo de concreto y una canasta en un extremo del escenario vallado. Al fondo, se alinearon tres sillas de metal. Ahí está sentado un joven enjuto de pelo al ras, camiseta, pantalones y tenis deportivos, aunque nada ostentosos. Permanece cabizbajo y junto a él, un ordinario balón de color naranja.

La obra lleva por nombre Tebas Land, la monta el celebrado director mexicano Mauricio García Lozano, quien también actúa en ella junto con Manuel Cruz Vivas. Es una adaptación tropicalizada del texto del dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco.

Desde hace al menos una década, el Foro Shakespeare ha generado un vinculo colaborativo con la Compañía de Teatro Penitenciario, misma que concentra sus esfuerzos en la formación teatral de actores internos para la creación de puestas en escena de impacto social. Y la adaptación de García Lozano abreva de este vínculo por vías que deberás descifrar y desmentir, o tal vez reconfirmar, a lo largo de esta puesta que el director califica de laberíntica.

Con un marco teórico que parte, por supuesto, de Sófocles, pero también de Dostoyevski y, de manera inevitable, de Freud, en su programa la obra anticipa convenientemente poco: “una historia electrizante sobre la realidad y la ficción; la retribución y la justicia. Tebas Land es el encuentro entre un dramaturgo y un joven que cumple una condena en la cárcel por asesinar a su padre”.

El nombre del joven es Martín Santos, un interno del penal de Santa Martha Acatitla. Los cruces entre estos dos sujetos, Martín y el director de la obra, se multiplicarán, se diversificarán y quizás permitan la gestación de nuevos personajes que brotarán y se volverán a zambullir en el oleaje del relato.

Nada es lo que parece

En entrevista con este diario, Mauricio García Lozano amplía que “uno de los valores más importantes de este texto tan brillante es generar ilusiones de realidad que todo el tiempo están cambiando, en una especie de juego de cajas chinas, donde una contiene a la otra y el viaje se vuelve sorpresivo y laberíntico, sobre todo en lo que tiene que ver con la realidad, es decir, ¿cuál es la realidad en la que estás parado como espectador?”.

Durante la obra, en más de una ocasión querrás levantar la mano e interrumpir al director o definitivamente interceptarlo en sus varias aproximaciones al proscenio, desde donde le habla constantemente al público, para para preguntarle qué de todo esto realmente es ficción y qué es teatro documental y qué es farsa y qué fue comedia y si no es antiético lo que quizás te invitará a observar en las pantallas sobre el escenario.

La idea es que nada sea claro, que sea un juego de trampas en el que siempre es mejor que el espectador llegue lo más virgen posible a la obra, precisa García Lozano.

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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